El 25 de noviembre se ha convertido en una fecha muy significativa para el movimiento feminista internacionalmente. La lucha contra la violencia sobre nosotras, las mujeres, es un grito global que alimenta las acciones de lo que se ha llamado la “cuarta ola” feminista y podría decirse que es su seña de identidad más reconocible. Las mujeres en todo el mundo están exigiendo el fin del terrorismo feminicida, de las agresiones sexuales, del maltrato, del acoso. Estamos exigiendo la abolición de la prostitución –desde su reconocimiento como violencia machista– y de la extrema violencia de la pornografía, verdaderas escuelas de la violación. La explotación reproductiva de las mujeres económicamente vulnerables para los ricos de Occidente, la hipersexualización de las niñas, prácticas patriarcales que son auténticas formas de tortura como la mutilación genital o los matrimonios infantiles, la imposición del velo incluso a las menores… es un imperativo de derechos humanos acabar con la impunidad de la misoginia que alimenta tanta violencia.
La ONU estableció el 25 de noviembre como este Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en 1999, asumiendo la conmemoración que nuestras hermanas en Latinoamérica habían iniciado en recuerdo del brutal asesinato de las hermanas Mirabal en República Dominicana, y recogiendo los principios de la histórica Declaración de 1993 de su Asamblea General. Un compromiso formalmente renovado en la meta 5.2 de los Objetivos de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
Hoy, la pandemia del covid-19 ha venido a agravar las desigualdades preexistentes entre mujeres y hombres en el mundo contemporáneo, y que están en la raíz de la violencia machista, una violencia específica reconocida jurídicamente gracias a la lucha feminista. Ese reconocimiento es fundamental para el establecimiento de políticas públicas encaminadas a su erradicación. Al mismo tiempo, la amenaza que supone la extensión de la agenda del generismo, ha levantado a las vanguardias feministas de varios países para evitar la disolución de la categoría mujer en nuestras leyes, anclada en la pertenencia a nuestro sexo, en una inverificable identidad basada en la mera voluntad. Los intereses de quienes promueven estas reformas legales, en ausencia de un debate público, son contrarios a la protección jurídica y política específica lograda por las mujeres y su movimiento feminista durante décadas de lucha. No vamos a permitir que esto suceda, mientras seguimos siendo discriminadas y violentadas cada día.
Nosotras formamos parte de esa vanguardia. Por todo ello, las organizaciones de la Confluencia Movimiento Feminista conmemoramos este día, que es un homenaje a todas las víctimas de la violencia machista y una fecha de reivindicación, en defensa de los derechos de las mujeres y las niñas. Para ayudar a participar, difundir y tejer redes hemos recogido todas la acciones y eventos en los que participan las asociaciones que hoy formamos esta Confluencia Movimiento Feminista, sabiendo que cada día seremos más.